Evangeline Noche4 Escena4 (Reunión de altas esferas)

Tras las pertinentes explicaciones en la Capilla, en la que uno de los siervos del Clan te ha mostrado un pequeño despacho y laboratorio que, según te ha comentado, te ha sido asignado por el Señor González para tus investigaciones y estudios, decides marcharte con tu siervo Hugh a la enigmática reunión con el misterioso abogado.

La cita ha sido concertada por la secretaria de Hugh, a la que aún no conoces pero cuya valía deberás comprobar. Ella misma debe estar en estos momentos en la oficina, trabajando hasta tarde para ocuparse de tan intempestiva reunión. Son horas extra no retribuidas, pero según Hugh es una joven ambiciosa, y está dispuesta a hacer sacrificios por una simple promesa de promoción. Por la hora que es, probablemente el abogado esté también esperando.

Llegáis en poco tiempo a un edificio emblemático del centro de Bilbao: el complejo de oficinas Albia. Es una inmensa mole de ladrillo y hormigón que alberga una infinidad de plantas repletas de oficinas de diversa índole. La vuestra, según te informa hugh, se encuentra en la quinta planta. Al pasar frente a la puerta descubres una entrada lujosa y clásica, con portero uniformado y sillones de espera. Sin embargo, no accedéis por ahí. En su luga, Hugh toma una carretera que da la vuelta al edificio y penetráis en los garajes, hasta una plaza reservada.

Al detener el vehículo, sientes un gran nerviosismo en tu sirviente. Es evidente que la reunión no le da buenas impresiones, aunque no sabes el motivo. Quizás sea el desconocido, que es demasiado enigmático e insistente; o quizás se trate de tener que sobrellevar la reunión contigo presente, una situación a la que no está acostumbrado en el ámbito de los negocios.

Tu sirviente te mira con preocupación, pero también sorprendido. Probablemente no esperaba que te percataras de sus desvelos. Suspira lentamente, para aclarar sus ideas, y tras quitarse el cinturón se gira en su asiento para hablar contigo más comodamente.

• Esta reunión me ha dado mala espina desde un primer momento. Ni siquiera se el motivo concreto, pero no me gusta. He tratado de hacer algunas averiguaciones acerca de este abogado, pero no he sacado nada en claro.
  
• Parece que él y su bufette han estado los últimos dos años trabajando en París. Antes de eso, cinco años a medio camino entre Praga y Viena, y antes de eso parece ser que operaban a lo largo de la costa este de los Estados Unidos de Norteamerica. Y siempre han destacado por colaborar en asuntos políticos y contar con buenos clientes entre las mayores multinacionales industriales: papeleras, petroquímicas, centrales nucleares...
  
• Sin embargo, nadie parecía saber que se hubieran trasladado a España, y no he podido averiguar a que clientes representan en esos momentos. En las conversaciones telefónicas en que solicitaba entrevistarse conmigo, se mostraba reacio a divulgar sus motivos. Y a eso hay que añadir su extraña exigencia de reunirnos en medio de la noche...
  

Hugh detiene sus explicaciones precisamente en ese punto, sin declarar las sospechas que se hacen evidentes. Está claro, por tanto, el motivo por el que desea que estés presente. ¿Quién rehuye del día, sino un vampiro?

Abandonáis el garaje a través de un ascensor que os sube a vuestra planta. Salí a un largo pasillo de paredes blancas que te sorprende por ser bastante más estrecho de lo que esperabas, ya que apenas podéis caminar Hugh y tú uno al lado el otro. Avanzáis por el pasillo a lo largo de una serie de oficinas hasta la vuestra, anunciada mediante una placa en su puerta de madera.

Antes de entrar, te giras súbitamente al sentir el contacto de una mano en tu hombro, mas al darte la vuelta no ves a nadie tras de tí. Hugh te mira nervioso, pero no dice nada. Tú, en cambio, continúas sintiendo una presencia que no logras identificar. Sabes que hay algo o alguien cerca, aunque no puedas verlo ni tocarlo.

Entras en la oficina delante de Hugh, comprobando que es bastante más elegante que el pasillo, con paredes forradas en madera y una bonita recepción que refuerza su calidez con un iluminación amarillenta y varios cuadros en las paredes con estampas naturales.

Nada más cruzar la puerta, una mujer se asoma por encima de la mesa de recepión, mirándote sonriente. Tiene el cabello rubio, evidentemente teñido, gafas de pasta elegantes y viste de manera formal.


A pesar de su primer contacto sonriente, notas algo raro en ella. Su sonrisa desaparece inmediatamente a mirar a tu siervo. Puedes sentir el nerviosismo en ella. No es una sensación a la que no estés habituada, ya que tienes tendencia a poner nerviosa a la gente. Sin embargo, algo te dice que no eres tú el origen de su aflicción.

• Su... cita le está esperando. En la sala de reuniones.