Castro Urdiales - Men lee dia 1

Te encuentras encerrada en una casa con tu hermana, hace ya casi 2 semanas que el viejo Victor se fue argumentando que no debías acompañarlo, desde entonces tratas de pasar el rato, casi puedes palpar la manera como las extensas horas del día se extinguen para dar vida a un nuevo amanecer y el ciclo vuelve a comenzar, tu hermana está muy ocupada estudiando a cuantos pasos se encuentra cada cosa en la casa, menudo aburrimiento, tratas de pasar el tiempo estudiando mas sobre las costumbres de los hombres pero cada que haces una pregunta puedes ver como tu hermana se impacienta y te ignora o hace callar, el tedio esta al máximo no puedes concentrarte en nada y estas bastante ociosa, tratas de pasar el tiempo tocando la flauta y te concentras en especial en esas melodías que tocaban en tu antiguo país, esas melodías no solo te distraen sino que parece que le devuelven el buen humor a tu hermana.

Con todo no puedes tocar la flauta todo el día y la sensación de tedio te agobia, has tratado de salir de la casa pero tu hermana se interpone y no te deja salir, en pocas palabras estas a punto de explotar toda esa energía que fluye a través de tu cuerpo fruto de la juventud y la impaciencia esta reprimida en esta horrible casa, con tu hermana como carcelera.
Tu hermana continua con esa tarea de aprender que tan lejos se encuentra cada cosa en la casa, cuando escuchas que alguien toca la puerta, tu corazón se acelera, corres en dirección de la puerta, no lo puedes creer, el final de este encierro esta cerca, ¡Victor ha vuelto! , pero al abrir la puerta ves un hombre que no es Victor, de hecho es mucho más joven, de conflexion delgada y cabello desordenado.
-el sr Víctor les envía esta nota-
Sin decir más y sin esperar tu respuesta el hombre de media vuelta y se va, quedas petrificada por la actitud de dicha persona, bastante grocera, después de un par de segundos recuperas el sentido y cierras la puerta, te introduces en la tarea de leer la nota, aun te parece increíble esa habilidad de los humanos de reposar sus memorias en trozos de papel, al terminar de leer la nota compruebas que se trata de la letra de Victor y les pide que se encuentren en un lugar en las afueras de la ciudad, entonces le dices a tu hermana.
Hermana, hermana, hermana… es de Victor, nos escribe, no se ha olvidado de nosotras… yo sabía, yo sabía si, si, si.
te demoras unos instantes en recuperar el aplomo, para poder seguir hablando.
-Hermana Victor nos pide que nos encontremos en las afueras de la ciudad, que no nos preocupemos que nos encontraremos allá y nos explicara en detalle.

La nota tiene la dirección exacta del lugar de encuentro, es en las afueras cerca de los grandes y frondosos árboles.

Diantres... y rayos y centellas... y la mar salada... y cualquier cosa que se me ocurra, esto es más aburrido que las clases de historia del maestro, necesito salir de aquí. Tengo ganas de comprarme una de esas cosas de hielo con gustos extravagantes tan refrescante. Cómo es... hielado, algo pro el estilo, sí.
Apoyada sobre una mesa junto a una de las ventanas del pequeño piso, contemplo el cielo y los edificios de Catsro Urdiales que se levantan ante mí con poco interés, moviendo los pies y haciéndolos chocar entre ellos una y otra vez.
De vez en cuando dirijo miradas de solsayo a mi querida jei-jei, pero parece demasiado atareada en los estudios y demás cómo para jugar conmigo.

Suspiro largamente y empiezo a canturrear por lo bajo hasta que el
timbre me saca de mi ensimismación y doy un visible respingo, alterada
y animada.
-¡¡Abro yo, abro yo!!- exclamo animadamente mientras corro por el comedor y el pasillo entre saltos y risas para abrir la puerta con una sonrisa amplísima y radiante que se esfuma tan rápido cómo el hombre me tiende la nota.
-¡Xiè xie!- exclamo con una pequeña reverencia a pesar de que él ya se está marchando.

Cierro la puerta y empiezo a mirar el sobre con atención y por todos lados, cómo si esperase encontrar alguna sorpresa oculta pero no la hay... Extraigo la nota y me siento en medio del pasillo leyéndola varias veces para estar segura de su significado antes de entrar al comedor y contarle a mi hermana lo que pone.
-Qué bien, tengo muchas ganas de salir de casa al fin, podremos dar un paseo por la ciudad y estirar las piernas, y ver monumentos y bosques y plantas y animales y...todo- hablo de forma atropellada y en perfecto chino con Zhay, gesticulando con los brazos exageradamente y dando alguna vuelta por la habitación sin que ella se altere por estos movimientos. Ya está más que acostumbrada...
Al final acabo tumbada por el suelo y me enfurruño.
-¿Por qué habrá tardado tanto? Es un poco raro, pero estoy contenta de todas formas- giro la cabeza y espero la opinión de Zhay.

Esperas que tu hermana de su opinión, aunque ella parece decidida a ir, se gira como si tratara de ver donde estas y te dice:
--Men, coge las chaquetas por si hace frio, nos iremos enseguida, si Victor quiere que nos reunamos con él lo haremos, no tenemos que temer nada. Aun así iremos preparadas.


Ves como tu hermana toma una chaqueta de corte chino, busca el bastón que suele usar para guiarse en la calle y espera por ti en la puerta para salir a reuniros con vuestro maestro. Sabes bien que debes guiarla en la ciudad.

-Sí, sí, ¡ya voy!- exclamo repentinamente alarmada ante las prisas que me impone mi hermana mayor.
Me calzo con mis desgastadas bambas y le acerco sus zapatos planos ayudándole a ponérselos para ir más rápido. Ya es una costumbre para nosotras andar descalzas por casa, o con los calcetines, así que continuamos haciéndolo a pesar de que este piso en cuestión no tenga moqueta. Me gustaba más la casa de China en el bosque aunque fuese pequeñita...
Doy un respingo al darme cuenta de que me he quedado en las musarañas nuevamente y cojo las chaquetas, poniéndonoslas y metiendo la nota de Víctor en uno de los bolsillos. Con la mala memoria que tengo no querría olvidarme de la dirección a pesar de habérsela dicho a Zhay...

-¿Estás lista? Pues vamos allá- le cojo una de las manos y se la dejo apoyada en mi pequeño hombro izquierdo, es lo que solemos hacer cuando quiere se guiada dado que es lo más cómodo para ambas.
Al salir de la casa cerramos debidamente con llave y una vez en el exterior inspiro y expiro sonoramente varias veces.
-Aire fresco al fin... aunque no puro, pero por algo se empieza- comento con una risa alegre y aguda antes de ponerme en marcha, mirando los carteles de las calles y preguntando con mi tosco español si es necesario.

Por ahora seguiremos en el hilo de manada, hasta que te quedes sola o lago parecido.