Victor Noche 4 Escena 1

Hace pocos días que has llegado a tierras vizcaínas, y ya te has asentado en un pequeño apartamento de la localidad de Gallarta, en la Zona Minera. Solo tiene un habitación, la cocina está unida a la pequeña salita y en determinadas zonas el techo es demasiado bajo debido a que se trata de una buhardilla. Sin embargo, el alquiler es bajo y la zona donde está ubicado es practicamente rural, con vistas a las montañas.

Tienes pensado realizar pinturas de escenarios naturales, plasmar la belleza natural y así de paso aprovechar para visitar esos lugares y ejercer de custodio de ellos. El arte es una excusa tan buena como cualquier otra para adentrarse en los dominios de Gaia.

Para ello, tomas varias guias de teléfono para consultar los maps, y periódicos viejos que habían dejado en el apartamento para familiarizarte con el lugar. Te has puesto a ello después de comer algo al mediodía, y es entrada la tarde cuando, tras ver que hay varios lugares que vistar, una noticia perdida en un periódico no demasiado antiguo llama poderosamente tu atención:

"La Diputación ha cerrado temporalmente el comedero de buitres de Carranza tras veinte años de actividad para frenar la «excesiva concentración» de ejemplares en la zona. El diputado de Agricultura afirma que, según los estudios que maneja su departamento, las aves carroñeras tienen suficiente comida con los cadáveres que hay en el monte. Sin embargo, la decisión adoptada preocupa a algunos naturalistas, que ven peligrar la conservación de especies «que ha costado muchos años recuperar».

Los ganaderos, mientras tanto, observan con inquietud el «cambio de hábitos» del buitre leonado. Dicen que cada vez se acerca más a las viviendas y los rebaños y que ataca a animales vivos, algo que va en contra de su naturaleza. «Cuando las ovejas están para parir, se tiran encima de ellas y nos las matan», asegura el pastor Ángel Fernández, que lleva «toda la vida» en el valle. Según su testimonio, no sólo se ceban con las parturientas, sino que «treinta días antes las tenemos que meter en las cuadras».

En octubre, Fernández dio parte de un ataque en el que perdió «cinco ovejas». La Diputación ha recibido más denuncias, pero cree que «no está claro» que las aves actúen empujadas por el hambre. «Los datos científicos dicen que les sobra comida», apunta. Según un informe encargado a una consultora, 6.300 buitres leonados sobrevuelan el entorno de Carranza atraídos por «la disponibilidad y potencialidad» de alimento. Muchos proceden del norte de Burgos, la parte oriental de Cantabria, Álava y el valle de Urkiola.

El estudio concluyó que «sólo de modo excepcional» pueden producirse ataques a animales vivos y aportó cifras. En el área de campeo de estas rapaces, con un radio de entre 50 y 70 kilómetros, se calcula que hay unas 3.000 toneladas de carroña, «el doble de lo que necesitan para alimentarse. Y nosotros sólo estábamos llevando 50 toneladas al año». El diputado se basó en estos datos para ordenar, a mediados de agosto, que dejara de abastecerse el muladar de Ordunte, el segundo de la cornisa cantábrica tras el de Asturias.

España es la reserva de buitres de Europa -acoge al 92% de la población-, y Carranza, la de Vizcaya y Euskadi. Se calcula que en todo el territorio hay 60 parejas reproductoras y en el comedero de Ordunte se han contabilizado hasta 400 ejemplares."

Con tu mochila al hombro, desciendes del autobús tras un largo y pesado camino de más de 3 horas por carreteras comarcales. El Valle de Carranza está bastante apartado de la zona en que te has instalado, y ni siquiera crees que haya otro autobús de vuelta hoy, así que deberás buscar alojamiento para esta noche o fiar tu descanso al lecho de Gaia.

El autobús te deja en las afueras del pueblo. Hay otra parada en el centro, pero prefieres no internarte demasiado en la ciudad. Sus ruidos, tráfico y gentío te molestan y aturden, prefieres la naturaleza para la que has nacido. Una fina llovizna va calando tus ropas, y el cielo gris invita más a la melancolía que a otra cosa. Sin embargo, su frescor contrasta con el agobio que suponía aguantar encerrado en ese autobús, de modo que agradeces caminar bajo el txirimiri*.

Tomas el camino del muladar, que ya te había indicado atentamente -aunque con cierto miedo en los ojos- el conductor del autobús. Es una larga carretera, cuesta arriba, de la que tienes que salirte para tomar una via de montaña, un simple camino de tierra cementada en ciertos tramos.

De repente, una vieja furgoneta pasa a tu lado, levantando gran cantidad de agua embarrada de un charco cercano. El barro cubre la parte baja de tus ropas, y cala su humedad hasta tu piel. Te enfurece, pero tu ira se disipa rápido pues, al alejarse la furgoneta camino arriba, te llega un olor nauseabundo. Ni siquiera has necesitado aprovechar los privilegios que Gaia concede a sus hijos para percibirlo, pues la peste es evidente.

Carne. Carne muerta.

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OFF:*Txirimiri es como se llama aquí en Bilbao a la lluvia muy fina, que algunos también llaman "calabobos".

Continúas tu caminar, esta vez con una dirección más decidida. Sabes que los senderos de Gaia te han traido a este lugar, primero atrayendo tu atención hacia el artículo de periódico, después situándote en el camino correcto. Ahora lo sabes, la zarpa sanadora del oso es necesaria en este lugar. Los lobos, una vez más, no cumplen con sus deberes de protección. De lo contrario, lo que has olido jamás hubiera podido circular libremente.

Tu camino te lleva por una carretera serpenteante, hasta lo alto de una loma, y después comienza el descenso. Desde donde te encuentras logras divisar una hondonada en el valle, justo en un claro del bosque y a la sombra del acantilado en que se ha convertido el monte de enfrente, semiderrumbado. Múltiples buitres de diversos tamaños sobrevuelan la zona, alrededor especialmente de lo qe te parece un montón de alimento muerto. Al lado de la montaña de carne, unos hombres descargan la furgoneta que te salpicó en el camino, extrayendo de su parte trasera más carne con la que alimentar el montón.

Aún estás lejos, pero el hedor te llega transportado por el aire.